lunes, 30 de julio de 2007

DOS ESTRATEGIAS

Dos estrategias
Ramón Zallo Profesor de la UPV/EHU

http://www.gara.net/paperezkoa/20070730/31149/es/Dos-estrategias

Si pensamos que los retos del periodo son de fondo para acabar el tema
principal que dejó pendiente la Transición, el camino es duro, largo y
difícil. Si se entra al señuelo de querer salir rápidamente de ésta,
bastaría un acuerdo con los socialistas, sabiendo que el límite es el
Estatut de Catalunya

Los debates de las últimas semanas nos interpelan sobre los retos del
período y las estrategias políticas. Y para quienes somos partidarios del
cambio sin violencia del marco jurídico-politico se están dibujando, grosso
modo, dos estrategias diferentes. Si pensamos que los retos son de fondo
para acabar, o encauzar, el tema principal que dejó pendiente la Transición
(el derecho de decisión), sabremos que el camino es duro, largo y difícil,
en aras a la normalización y la pacificación, y que pugnar por el espacio
político entraña tensiones frente a un Estado y a una ETA que no quieren
moverse, ni asumen la «obligación de pactar».

En cambio, si se entra al señuelo de querer salir rápidamente de ésta
-porque ya llevaríamos unos años «en el monte» como dice Basagoiti- entonces
bastaría un acuerdo con los socialistas, sabiendo que el límite es, más o
menos, el Estatut de Catalunya. Claro que, posiblemente, el precio de este
atajo sea perderse en el laberinto. El resultado probable sería que, en
lugar de normalización política nos habrían normalizado; en vez de paz se
daría un nuevo impulso a los armados al mostrarse una incapacidad de cambio
en profundidad del sistema desde las vías pacíficas; y, desanimados y
cabreados, posiblemente se fracturarían, aún más de lo que ya están, las
corrientes que fueron un día partidarias del cambio, en beneficio de los del
«NO me muevo» (PP, PSOE y ETA) salvo que les fuercen.

Esas dos estrategias diferentes se concretan en una serie de dilemas o de
opciones.

O vamos de 2ª transición (o, al menos 1 y 3/4) o de mejora estatutaria y de
autogobierno: Hay que saber adónde se va y creérselo, para llenar unas u
otras alforjas, sabiendo que el primer viaje es compatible con el segundo
pero, en cambio, si se va sólo al segundo destino ese sí es incompatible con
el primero. Ciertamente el camino cambia al peregrino pero ese cambio nunca
debería pasar por perder el norte o abandonar, dejando la meta para más
adelante, para la siguiente generación. Jugar a corto o a la chica en esta
partida de mus es pan para hoy y hambre para mañana.

O una «soberanía compartida» como resultado, o como punto de partida: La
primera alternativa parte del derecho soberano a decidir y de la prudencia
de saber que luego hay que pactar y que el resultado será una soberanía
compartida, que se querría en régimen de bilateralismo obligatorio mutuo
para todas las decisiones que nos afecten. Y ello en la creencia de que la
independencia no estaría a la orden del día o al alcance (sea por peso
social, criterio o contexto).

La segunda alternativa supone, en cambio, no creerse del todo un sujeto de
decisión ni que sea necesaria una acumulación de fuerzas, lo que trae
consigo ir debilitado a una negociación. Es más, más que negociar se
trataría de saber dónde están los límites de la contraoferta.

O se hacen las alianzas desde un programa, o el programa se hace a partir de
unas alianzas. Uno debe elegir el norte, el camino y la actitud, y luego los
compañeros del viaje. En cambio, elegir a los compañeros antes que el viaje
es seguro que te llevará a donde ellos quieran ir o a ninguna parte.

O se buscan consensos desde un proyecto, o unos consensos en busca de
programa. Las mayorías sociales y políticas pueden conseguirse desde un
proyecto, unas sumas, una participación y un liderazgo que, a su vez, son
bases para buscar el máximo de consensos mirando también los intereses de la
pluralidad. Pero es seguro que no pueden conseguirse mayorías si otros ponen
al final el programa o los límites y tú el consenso. (Esto lo aprendí de un
brasileño sobre el sentido del `Puente de la Amistad' que une Brasil y
Paraguay y que se construyó en la época de Stroessner: «Nosotros pusimos el
Puente y ellos la Amistad»).

Es deseable lograr un consenso sólo después de las batallas y de las
cesiones mutuas. El documento al que llegaron PNV-PSE-Batasuna en octubre
pasado podría ser un buen punto de partida.

O se disputa el espacio politico, o se da el derecho de veto a un PSOE
asustado por el PP. En la Mesa de Egino de 2004-06 entre nueve políticos de
sensibilidades distintas se acordó que lo mejor para los procesos de paz y
de normalización era un acuerdo unánime. Si era imposible, se apuntaba que
el siguiente paso era lograr una «mayoría transversal» (más de una
sensibilidad). Si ésta se manipulara convirtiéndola en derecho de veto, se
proponía un arbitraje. Si tampoco funcionara, vuélvase a las mayorías
convencionales posibles y se decía: «Reconocemos tanto el valor de las
mayorías democráticas como la relevancia del pluralismo y del respeto a las
minorías». ¡Pues eso! Hay una obligación de pactar (si quieren). Pero si no
quieren hay derecho a no (tener que) pactar e ir con la iniciativa. Dar el
derecho de veto a otro es anularse para hacer política y convertir a la
minoría en mayoría de hecho.

Movilizar, o desmovilizar. En épocas de cambio, lo que más importa es lo que
la sociedad piensa y cómo hacer aflorar su pensamiento político, en la calle
y en las urnas, sobre proyectos ilusionantes y resolutorios. Los proyectos
ilusionantes orientan, fraguan tejido y movilizan (si se hacen bien las
cosas). Los proyectos sin alma desorientan, dividen y desmovilizan y,
normalmente, pasan factura electoral en beneficio ajeno.

Se baila con todos/as sin exclusiones de partida, o sólo en pareja. No
negociar con ETA mientras haya violencia no debe significar marginar de los
procesos de cambio a la izquierda abertzale. No es imaginable el cambio sin
ella. Pero para llegar a alguna parte ella habrá de transformarse en el
camino: tomar las riendas de su destino. El ámbito es un triángulo, sea
virtuoso o infernal. Mirar sólo al PSOE es tan inútil para el cambio como
útil para el PSE y tan peligroso como atarse de pies y manos a su juego (el
límite legal interpretado políticamente de manera restrictiva primero aquí y
luego allá).

Impedir que te impongan o sólo «no imponer/no impedir». Si algo se ha podido
aprender del No en Cortes al Proyecto de Estatuto Político de Euskadi y de
cómo Zapatero incumplió su compromiso de respetar el Estatut del Parlament
es que no cabe ir a Madrid sólo con el lirio en la mano de una mayoría
parlamentaria, sea grande o pequeña. Zapatero sí es partidario de impedir
aquí y allí.

Es correcto darse reglas morales («no imponer-no impedir»). Hay que partir
de ellas. Pero la política empieza a partir de ahí, cuando el otro sí impone
e impide. En ese caso, o te quedas a llorar a la vera del camino llamándole
«malo» o diciendo «me has engañado», o asumes el reto de «cómo impedir que
te impidan» (por ejemplo, en el Congreso de Diputados), o sea, que te
impongan. No hacerlo sería poco responsable.

Una vía es una consulta indicativa previa que te refuerce, sin que admitas
que te la quieran impedir salvo que no haya mayoría parlamentaria vasca,
claro está.

Cumplir o no cumplir el programa de gobierno. Nunca me ha convencido que no
haya consultas propias porque ETA esté activa y que, en cambio, hagamos
elecciones cada año y medio, y cinco referéndums desde 1976 a pesar de ETA.
Seamos sinceros. La mayoría de quienes lo dicen lo que no quieren es la
consulta sobre «el tema» (ni con ETA ni sin ETA). Consultar, como dice
Madrazo, simultáneamente también sobre ETA tiene ventajas (oportunidad de
deslegitimarla) pero inconvenientes (mezclar pacificación y normalización;
qué interpretar del resultado si PSE y PP llaman a abstenerse de todo;
consultar sobre lo obvio...).

Pero como la condición de «en ausencia de violencia» sí aparece en el
Programa de Gobierno y habría de cumplirse, lo lógico sería preparar y
convocar la consulta pero condicionar su celebración a un alto el fuego. La
pelota democrática estaría en el tejado de ETA (y del Estado, si intenta
impedirla). No parece que haya otra solución. Si la hay, sería bienvenida.

Una consulta de consulta o una consulta de amén. Cabe una consulta tras un
acuerdo de normalización con mayoría parlamentaria vasca, o cabe una
consulta también sobre principios, metodología y proceso, si la primera no
es posible. Lo que tiene, en cambio, un limitado interés es una consulta
sobre los despojos de soberanía que queden tras la criba acá y en Cortes.

Las consultas que consultan son de demócratas que creen en la democracia y
en lo razonable que es la gente en las encrucijadas; y las consultas de amén
reflejan una desconfianza en la democracia y en la gente, y dando a elegir
entre Guatemala y Guatepeor en sus versiones de «ésto o el abismo» o «más
vale este poquito que nada».

En suma, hay que elegir entre apaño y a fondo, entre perpetuar los dos
conflictos o encauzarlos.

domingo, 29 de julio de 2007

LA EXCEPCION, NAVARRA

La excepción navarra      Iñaki Cabasés Hita
http://www.deia.com/es/impresa/2007/07/28/bizkaia/iritzia/387422.php

no se puede ser neutral con un partido que alienta la guerra civil, que es
franquismo puro y duro". Esta frase, referida al PP (aquí de nombre UPN)
pronunciada este mismo año por el recientemente fallecido Jesús de Polanco,
considerado un adalid de la democracia, respondía a la estrategia política
seguida por ese partido para ejercer la oposición.

Estrategia que, en Navarra, motivó unas similares e igualmente duras frases
de los dirigentes del PSOE a lo largo de la campaña electoral de este año
como medio para conseguir apoyos electorales para sus candidaturas
municipales y al Parlamento de Navarra y el compromiso de promover un cambio
político y de gobierno en Navarra.

Celebradas las elecciones y con los escaños en la mano, el PSOE parece haber
olvidado esa estrategia del PP que ha contribuido a una peligrosa división
social y política en Navarra y a un abuso en la utilización de su legítima
ostentación del poder institucional. Y, lo que resulta más preocupante,
parece haber olvidado su dura campaña y compromiso político.

Es cuando menos llamativo que tanta amnesia sea posible por mucho que se
diga que en política vale todo. Y mucho más, cuando se produce en el ámbito
de la izquierda que si por algo debe caracterizarse es por el rigor y vigor
en la defensa de principios y valores que desmientan entre otras cosas ese *en
política vale todo*.

¿Cuáles son las razones que hacen que en Navarra el PSOE aplique una
excepción a su regla general (lógica por otra parte) de querer ser
alternativa a la derecha buscando alcanzar el poder solo o en coalición?
Porque, salvo en Navarra, en ningún otro sitio se le ocurre ni siquiera
pensar que pueda pactar con el PP para regalarle un gobierno y unas
alcaldías que le puede arrebatar.

Los ejemplos son numerosos y evidentes: con el concurso de IU, con quien
mantiene un pacto de *estado* con esa finalidad, con el del Bloque
Nacionalista Galego (BNG), con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), con
Unión Mallorquina y otros partidos, con el partido Regionalista de Cantabria
y con el Partido Aragonés Regionalista, el PSOE gobierna en Galicia (donde
el PP perdió la mayoría absoluta por un solo voto, como en Baleares), en
Catalunya, en Baleares, en Cantabria y en Aragón, así como en múltiples
ayuntamientos de esas comunidades, mientras el PP ha pasado a ser la
oposición.

La pregunta de por qué los navarros debemos ser castigados a no disfrutar de
los postulados de izquierda en la política cuando es mayoritaria en el
conjunto de nuestra sociedad, debería ser respondida por los líderes de un
partido, el socialista, que fuera de aquí se rasgarían las vestiduras si
alguien les planteara hacer lo que, al parecer, planean hacer en el
Parlamento de Navarra para el Gobierno, después de haberlo perpetrado en el
Ayuntamiento de Pamplona.

Esta explicación que merecemos los navarros la debe el PSOE desde que
decidió regalar a la derecha el poder en Navarra, al aflorar en su seno la
corrupción que llevó a condenar por *chorizos* al presidente y un consejero
del Gobierno de Navarra, a dos delegados y algún funcionario de la
delegación del Gobierno central en Navarra, a dimitir a otro presidente del
Gobierno Foral (con la consiguiente caída del gobierno progresista) y a
disolver los órganos del partido e imponer una gestora.

Evidentemente desde la militancia en otra opción política se pueden y deben
defender los postulados que uno cree mejores para la sociedad. Y así lo
hago. Y cada partido político, incluido el PSOE, puede elegir su estrategia
con toda libertad. Pero como ciudadano creo que debo plantear la exigencia
de que se aclare qué pecado hemos cometido los navarros para merecer este
inexplicable *estado de excepción*, máxime cuando se dice defender lo
contrario de lo que se hace.

¿Son exigencias de la corona como se acreditó en los inicios de la
transición? ¿Presiones de los estamentos militares? ¿Presiones de otra
naturaleza? ¿Queda en Navarra algún notable implicado en algo relativo a la
corrupción o los casos de la guerra sucia que se quiere seguir ocultando?

Alguna razón para que el PSOE se pliegue tan fácilmente a la derecha tiene
que existir, por mucho que se sepa que hay algunos conocidos militantes que
no ocultan su preferencia por ella en un contrasentido difícil de entender.

No alcanzo a comprender la transfiguración de un Fernando Puras al que
conocí compartiendo el Gobierno de Navarra en una época no mejor que la
actual y asumiendo más compromisos en el programa que los que parece querer
asumir ahora. Sigo sin entender la incoherencia de la Sra. Fernández de la
Vega o del Sr. Rodríguez Zapatero o del Sr. Blanco con respecto a sus
palabras electorales, y por tanto compromisos, pronunciadas hace dos meses
en Navarra. Y nunca lograré imaginar qué mueve a dirigentes de sindicatos de
los de clase a preferir a la derecha en el gobierno pudiendo estar en él la
izquierda.

Porque la ruptura del posible acuerdo de gobierno no se sostiene ni por
razones ideológicas con los otros grupos de la negociación, NaBai e IU, ni
por la distribución de responsabilidades de gestión. Se sostiene por una
preferencia por la derecha que debería preocupar a quien se quiere definir
como socialista.

Hay que reconocer que las constantes entradas y salidas en el socialismo
navarro de personas que en cualquier otro sitio no serían ni admitidas ni
creídas como socialistas puede haber descompuesto la organización. Pero ¿y
la ideología también?

Yo recuerdo, porque participé activamente, cómo en 1983 el ejemplar *
navarrismo* y progresismo de los nacionalistas vascos de Navarra, que costó
una ruptura política histórica del PNV, un drama personal para miles de
personas y, sobre todo, un enorme disgusto a la derecha definida así por el
Sr. Polanco, permitió que la izquierda gobernase Navarra porque así se
respondía a la voluntad mayoritaria de los navarros.

Tuvimos que hacer un importantísimo esfuerzo e incluso una auténtica *
rebelión* política, habida cuenta de los precedentes inmediatos de engaños y
traiciones del PSOE. Pero se hizo sin dudar porque la ideología y los
valores es lo más importante que tenemos en el progresismo político. Y los
nacionalistas somos el único ejemplo de que en Navarra decidimos los
navarros

Naturalmente a estas alturas no pretendo que el PSOE demuestre la misma
gallardía política frente a presiones propias y ajenas y el respeto a la
voluntad de los navarros que tuvimos nosotros en aquel importante momento de
nuestra historia. Ni siquiera que recuerde todo lo que hizo entonces esta
derecha, a la que se dispone ahora a regalar el poder, para tratar de
impedir ser desalojada democráticamente del gobierno. Pero sí pretendo que
mantenga un mínimo de principios y valores que definen y diferencian
notoriamente a la socialdemocracia.

Cuando estos fallan, se abre la puerta a la corrupción: la ideológica y la
otra. Cuando como al ejemplar alcalde de Sartaguda, se prefiere echar al
honesto que darle la razón, o plantear unos objetivos políticos en una
campaña electoral y celebradas las elecciones sustituirlos por los opuestos,
o aprovechar las instituciones para arbitrariamente no respetar los derechos
políticos electorales de miles de personas y luego justificar los efectos de
esa arbitrariedad para evitar compromisos políticos, como en Pamplona, o
aprovecharse del poder para enriquecerse, es que los valores, y mucho más
los de la izquierda, han desaparecido y se han sustituido por otros
probablemente más prosaicos y quizás inconfesables.

Creo, sinceramente, que la sociedad navarra, porque no es la primera vez que
se lo hacen, es acreedora a que los máximos dirigentes del PSOE que se
pasearon por aquí prometiendo el cambio político den explicaciones del por
qué de la excepción navarra.

*** Es concejal del Ayuntamiento de Pamplona y ex consejero del Gobierno de
Navarra


[Se han eliminado los trozos de este mensaje que no contenían texto]

sábado, 28 de julio de 2007

LA AUTODETERMINACION

Como partido independentista, desde EA defendemos desde nuestra fundación el derecho a la autodeterminación como vía pacífica y democrática para obtener la independencia de Euskal Herria. Amparado por la legalidad internacional, puesto en práctica en Europa con una normalidad más habitual en los últimos años de la que se quiere resaltar (tenemos los ejemplos de Lituania, Letonia, Estonia, Eslovenia, Montenegro, Malta, Chequia, Eslovaquia, Chipre...), clave en la resolución del conflicto irlandés (Acuerdos de Viernes Santo), y aplicado en Québec, este derecho permite a los ciudadanos y ciudadanas de un país decidir sobre su futuro político mediante consulta o referéndum, y en su caso, dotarse de estructura de Estado. Todo nacionalista que aspire a la plena soberanía de su país reclama, coherentemente, este derecho. Lo cual no significa que la autodeterminación sea una reivindicación únicamente nacional, sino esencialmente democrática. Tal es así, que históricamente este derecho ha sido postulado tanto por las naciones sin estado, como por movimientos de izquierda que lo entendían y defendían como ejercicio máximo de la soberanía popular. Principio democrático, por lo tanto, y no voluntad más o menos minoritaria o caprichosa, como arguyen en los ámbitos negadores de los derechos de los pueblos, que utilizando falsos argumentos defienden en realidad los intereses de su nación, véase española o francesa en el caso del pueblo vasco.

Uno de los mayores logros políticos de las últimas décadas en Euskadi ha sido la asunción del derecho a decidir como eje para la solución del llamado conflicto vasco. Logro al que no todos los agentes políticos hemos contribuido con igual empeño -algunos, desde sus convicciones nacionalistas españolas, se han dedicado a sabotearlo mientras otros dentro del nacionalismo vasco se han sumado tarde y dubitativamente a su defensa-. Pero la realidad es que hoy existe un alto grado de consenso a su favor en la sociedad vasca.

Probablemente las tesis soberanistas han contribuido a la aceptación de este principio por parte de una mayoría social que supera en porcentaje al voto abertzale, y según las diversas encuestas publicadas el último año, apuesta decididamente por ampliar nuestra capacidad de autogobierno, que vincula a las altas cotas de bienestar que hemos alcanzado en estos 30 años.

Asumiendo este hecho social, y entendiendo el derecho a decidir como un exponente irrenunciable de nuestra libertad colectiva, Eusko Alkartasuna propuso con éxito en 2001 incluirlo, en su formulación original como derecho de autodeterminación, en el programa electoral conjunto de PNV y EA.

Cuatro años después, en una coyuntura bien distinta, con un texto de Nuevo Estatuto sobre la mesa, que había sido aprobado legítimamente en Gasteiz en diciembre de 2004 y rechazado sin contemplaciones en Madrid, incorporamos al futuro programa de gobierno el compromiso de realizar, durante la legislatura 2005-2009, una consulta a la ciudadanía para recabar su aval frente a quienes se negaron a tramitar siquiera esta propuesta en el Congreso de los Diputados.

En ninguno de los dos casos la estrategia de ETA influyó en la decisión de los partidos del Gobierno Vasco de tomar la iniciativa en defensa de nuestra soberanía y de la capacidad de decisión de las instituciones y de la sociedad vasca. Partió de las convicciones propias, y de la inexcusable necesidad de exigir respeto a la voluntad mayoritaria de Euskadi.

En ninguno de los dos casos hubo afán de fracturar y dividir la sociedad, sino de contar con ella, mediante un pronunciamiento expreso, y ante quienes habían negado incluso la existencia de la nación vasca, y cerraron de un portazo las vías de todo posible entendimiento. Eso sí, mediante una iniciativa pacífica y democrática, impulsada desde las instituciones del Gobierno y Parlamento vascos.

Esgrimir ahora a ETA como excusa para impedir la consulta prometida a la ciudadanía, cuestionando incluso su legitimidad, es poner esta organización violenta por encima del Gobierno y el Parlamento. Es ceder a ETA el tutelaje de la marcha política de nuestro país, y otorgarle un derecho (en este caso, el de veto) sobre las reivindicaciones de nuestro pueblo -empezando por la de la paz- que en Eusko Alkartasuna le negamos por principios éticos y políticos.

Asumir que no puede haber ninguna consulta en Euskadi mientras exista ETA -argumento alimentado por el PP y por los sectores más conservadores del PSOE- es maniatar a partidos e instituciones vascas, y someter la voluntad de la sociedad a las acciones y omisiones de una organización armada de la que reniega y es víctima. En definitiva, es castigar a esa mayoría social que, precisamente, defiende una solución al conflicto por vías pacíficas, políticas y democráticas.

Por supuesto que es necesario el consenso entre los partidos vascos. Y debemos trabajar todos para conseguirlo. Pero sin conceder a nadie, y mucho menos a quienes 30 años después de la llamada Transición española siguen siendo renuentes a respetar nuestro autogobierno, niegan nuestra legitimidad para decidir y criminalizan las aspiraciones abertzales, la capacidad de veto sobre el futuro de este país.

Si llevamos el argumento de la violencia al extremo tampoco podríamos convocar elecciones al Parlamento y Gobierno Vascos. O podríamos hallarnos en el despropósito de que, habiendo sido la primera comunidad del Estado en poner en marcha el proceso de reforma de su Estatuto, termine siendo la última en contar con una nueva norma refrendada por su ciudadanía.

No podemos convertir la existencia de ETA en el único eje de la política del país. Ni hacer del día a día una situación de excepción permanente. Porque ello nos aboca a tiempos pasados, a un estado de cosas del que los únicos beneficiarios serían la propia ETA -que hallaría en ese contexto el caldo de cultivo apropiado para tratar de lograr una justificación social de la que hoy carece-, y quienes han utilizado y siguen utilizando su violencia para obtener réditos partidistas y nacionales españoles.

«No imponer, no impedir», en cualquier caso ambas juntas, son máximas exigibles a todas las partes. Pero especialmente al poder central español, que es a día de hoy el único con capacidad legal de «imponer» un marco que ya está agotado, e «impedir», por vía política o judicial, a los vascos y vascas nuestro derecho a decidir libremente nuestro futuro.

Un pronunciamiento democrático no da esperanzas a ETA, ni la legitima, ni fortalece su estrategia: todo lo contrario. ¿No será tal vez el miedo de algunos a ver debilitados sus argumentos lo que se esconde tras el aplauso de PP y PSOE a estas posiciones del señor Imaz?

Una consulta, bien planteado su contenido, fórmula y condiciones mínimas exigibles para su desarrollo, con el compromiso de todas las partes de respetar el resultado, nos obligaría a todos y todas. También, y en primer lugar, a ETA, que quedaría desarmada políticamente. Pero igualmente a los partidos vascos, que a partir de ahí tendríamos la obligación de dedicarnos única y exclusivamente al desarrollo del bienestar de la ciudadanía.


miércoles, 25 de julio de 2007

ARTICULO DE REBELION

Hay un articulo en la prensa digital libre como Rebelion, que creo merece la pena ponerlo aqui por su tema, muy interesante en estos dias.
Sigue el link y lee el Articulo de Koldo

EL ACUERDO DE LIZARRA-GARAZI

El Acuerdo de Lizarra-Garazi


La declaración de Lizarra-Garazi tiene dos partes. En la primera, se analizan las características del acuerdo de Irlanda, exponiendo los factores que hicieron posible el proceso de paz. En la segunda, los firmantes proponemos cómo aplicar esos factores en Euskal Herria

Factores propiciadores del acuerdo de paz en Irlanda (del Norte)

  1. Todos los implicados en el conflicto han aceptado el origen y la naturaleza política del mismo y, consecuentemente, que también su resolución debe ser política.


  1. El Gobierno británico y el IRA fueron conscientes de que ni el uno ni el otro iban a ser el vencedor militar y, en consecuencia, aceptaron que el conflicto - en caso de dejarlo tal como estaba - podía prolongarse durante mucho tiempo.
  1. Gracias a la reflexión de todos los protagonistas del conflicto, el enfrentamiento cedió su puesto al trabajo en común (al principio entre próximos pero diferentes, más tarde entre contrarios y por fin entre enemigos), siempre con la pretensión de no excluir a nadie de estas reflexiones.
  2. Den entre la variedad de reflexiones realizadas se destacaría como especialmente relevante la concepción, ya antigua, del movimiento republicano de construir y apostar por un modelo de solución al conflicto que comprendiera y respetara a todas las tradiciones existentes en la isla. Ello contribuyó a reducir los factores de resistencia de los partidarios de diálogos exclusivos o de políticas aislacionistas.
  3. Lentamente, el dialogo y la distensión surgidos de esta red de relaciones se hicieron con el protagonismo y la prioridad que hasta entonces habían tenido el uso de la fuerza violenta y la política aislacionista. Desde ambos lados se dieron gestos de distensión sin que se exigieran inexcusablemente condiciones previas para el inicio del diálogo.
  4. El reconocimiento del derecho de autodeterminación al conjunto de los ciudadanos de Irlanda ha traído consigo una profundización en la democracia tanto en lo concerniente al contenido (creando nuevas fórmulas de soberanía) como en lo que respecta al método (dando a los ciudadanos la última palabra). Esas características políticas que se contienen en el acuerdo de paz, comprenden una concepción de la negociación realizada, no con la idea de ganar sino de resolver el conflicto, incluyendo a todas las tradiciones existentes en la isla y situando los proyectos políticos en igualdad de condiciones cara a su consecución, sin otro límite que la mayoría democrática de respaldo.
  5. La presencia de algunos factores internacionales jugó un papel significativo: La apuesta firme y participación directa del Gobierno y Presidente de los EEUU en la resolución del conflicto; la buena acogida dispensada por diferentes instituciones de la Unión Europea (de al que son exponentes las sustanciosas ayudas económicas prometidas), el apoyo político mostrado y el asesoramiento ofrecido por el Gobierno y presidente de Sudáfrica a lo largo de todo el proceso.


Potencial aplicación para Euskal Herria

A tenor de las características con las que se ha producido el proceso y el acuerdo de Paz en Irlanda, estimamos que el conflicto que afecta a Euskal Herria puede encontrar vías de solución, si se atiende a las pautas de comportamiento y actuación siguientes:

Identificación

El contencioso vasco es un conflicto histórico de origen y naturaleza política en el que se ven implicados el estado Español y el Estado Francés. Su resolución debe ser necesariamente política.

Siendo distintas las concepciones que existen sobre la raíz y permanencia del conflicto, expresadas en la territorialidad, el sujeto de decisión y la soberanía política, estos, se constituyen en el núcleo de cuestiones fundamentales a resolver.

Método

La resolución política sólo puede plasmarse a través de un proceso de diálogo y negociación abierto, sin exclusiones respecto de los agentes implicados y con la intervención de la sociedad vasca en su conjunto.

Proceso

Fase preliminar. El proceso de diálogo y negociación puede propiciarse con conversaciones multilaterales que no exijan condiciones previas infranqueables para los agentes implicados, a fin de que el diálogo pueda producirse.

Fase resolutoria: El proceso de negociación y resolución propiamente dicho, que lleva implícitos la voluntad y el compromiso de abordar las causas del conflicto, se realizaría en unas condiciones de ausencia permanente de todas las expresiones de violencia del conflicto.

Carácter de la negociación

La negociación debe ser global en el sentido de abordar y dar respuesta a todas las cuestiones que constituyen el conflicto, así como a las que son consecuencia de éste. No hay agendas limitadas. En este sentido, la negociación no debe ser concebida como un proceso de ganancias particularizadas sino para resolver el conflicto.

Claves de resolución

Ello conlleva que una negociación resolutiva no comporte imposiciones específicas, respete la pluralidad de la sociedad vasca, sitúe todos los proyectos en igualdad de condiciones de consecución, profundice la democracia en el sentido de depositar en los ciudadanos de Euskal Herria la última palabra respecto a la conformación de su futuro y se respete la decisión por parte de los estados implicados. Euskal Herria debe tener la palabra y la decisión.

Escenario resultante

El acuerdo de resolución no contendrá escenarios cerrados y de carácter definitivo, sino que posibilitará marcos abiertos donde puedan tener cabida nuevas fórmulas que den respuesta a la tradición y aspiraciones de soberanía de las ciudadanas y ciudadanos de Euskal Herria.

Euskal Herria, a 12 de Septiembre de 1998

Firmantes del Acuerdo

Estos son los que hasta la fecha han firmado el acuerdo:

Partidos Políticos:


Abertzaleen Batasuna
Batzarre
EAJ-PNV
Eusko Alkartasuna
Herri Batasuna
Iniciativa Ciudadana Vasca
Izquierda Unida-Ezker Batua (
El 26 de Enero de 2000, Izquierda Unida-Ezker Batua decide salir del foro de Lizarra Garazi)
Partido Carlista-EKA
Zutik

Observador : Ipar Euskal Herriko Berdeak

Fuerzas sindicales

EHNE
ELA
ESK-CUIS
Euskal Laborarien Batzarra
Ezker Sindikala
Hiru
LAB
STEE-EILAS

Observador : CFDT

Movimientos Sociales

Amnistiaren aldeko batzordea- Gestoras Pro Amnistía
Anai Artea
Autodeterminazioaren Biltzarrak
Bakea orain
CAR/Ahaideak

Comité de défense de droits de l´homme en Pays Basque
Egizan
Elkarri
EPSK/Gureak
Gazteriak
Gernika Batzordea
Gogoa
Gurasoak
Hautetsi Abertzaleen Elkartea
Herria 2000 Eliza
Herriarekin
Jarrai
Presoen Aldeko Koordinaketa
Senideak
Sostengu Komiteak
UDA-Treviño

LIBERTAD

Sedona, 22 de diciembre de 1999

Mensaje de los Ancianos Hopis

A los compañeros nadadores:

Hay un río fluyendo muy fuertemente en este momento

Es tan grande y rápido, que habrán quienes le tendrán miedo

Ellos tratarán de aferrarse a la orillaHOPIS

Sentirán que serán desgarrados y sufrirán mucho

Sabed que el río tiene su destino

Los ancianos dicen que hay que despegarse de la orilla

y abrirse paso hacia el medio del río

manteniendo los ojos abiertos y la cabeza por encima del agua

Y yo digo, ved quien mas esta allí y celebrad juntos

Este es un tiempo en que nada debe tomarse en forma personal

Y mucho menos a nosotros mismos

Pues tan pronto como lo hagamos, nuestro crecimiento espiritual y viaje cesarán

El tiempo del lobo solitario se acabó

Júntense ¡

Eliminen la palabra “lucha” de su actitud y vocabulario

Todo lo que hagamos debe ser hecho en una manera sagrada y en celebración

SOMOS QUIENES HEMOS ESTADO ESPERANDO.

Oraibi, Nación Hopi de Arizona