domingo, 2 de diciembre de 2007

Pactismos (o para qué hacemos lo que hacemos)

Dicen que es recomendable tener claro cuál es el lugar adonde queremos
llegar. Cuál es la meta en nuestra vida. Y poner todos los medios a
nuestra disposición para su consecución. Desde pequeños se nos inculca
que el éxito es un objetivo loable. Y podemos ser abogados, médicos,
ingenieros, sociólogos, futbolistas o músicos. Según qué queramos ser,
hay instrumentos diferentes a nuestro alcance. Está la universidad.
Están las escuelas de formación profesional. Está el sistema de
prácticas. Y también han abierto el tema de las ETT, pero ésa es otra
historia. Se nos dice que podemos ser todo aquello que queramos ser,
solo con aspirarlo y esforzarnos en trabajarlo...

La vida individual es un reflejo en micro de la sociedad, que sería el
macro. Se ha teorizado muchas veces acerca de cómo funciona la
sociedad. Si es un mecanismo, un organismo vivo... Pero es cierto que
debemos separar al individuo del colectivo, aunque hay muchas
conductas que son similares.

A nivel individual yo puedo llegar a acuerdos con el resto de
ciudadanos de cara a afrontar un negocio o proponer un plan, si
hablamos de una cuadrilla. Pero evidentemente si hablo de ir a tal
sitio o de comprar tal lonja y al final eso no sucede, bien los amigos
no me llamarán para otra quedada o bien el banco, o la policía, me
vendrán a pedir cuentas. Es evidente que toda acción tiene
consecuencias. Y si voy al banco a pedir un crédito para constituir
una sociedad, es asimismo evidente que se me pedirán intereses. Son
consecuencias lógicas de un comportamiento a nivel individual.

A nivel macro, de una sociedad, como la vasca, ocurre similar. Las
partes pueden llegar a acuerdos. A promesas. A reglamentos. A
tratados. A estatutos. A constituciones. Y hasta a uniones. Sí, hay
muchas opciones. Pero lo principal es la sinceridad. Como en cualquier
relación humana. Sinceridad y juego limpio. Sin tener cartas ocultas
para maljugarlas. Sin tener intereses ocultos. Yendo de cara, diciendo
toda la verdad. Con claridad. Y es lo que requieren, a mi juicio, toda
relación humana. A todos los niveles.

Es por lo anteriormente citado que considero que cuando afrontamos
determinados comportamientos en este país, debemos ser un poco más
claros, concretos y sinceros. Clarificando a nuestro entorno y a todas
las ciudadanas y ciudadanos qué está en juego y en qué claves se
mueven las diferentes situaciones. Porque considero que con un poco de
pedagogía, la sociedad es capaz de entender los procesos en los que
estamos inmersos...

Euskadi afronta, desde hace meses, la palabra pactismo. ¿Qué
significa? Pues en realidad significa reparto del pastel sin
objetivos, sino como medio. Sin un fin para la sociedad, sino para
copar las instituciones. Al menos tal y como se ha planteado. Como
decía antes, una relación entre diferentes ha de ser sincera. Pero
también basadas en un mínimo de intereses comunes que favorezcan una
cierta empatía que pueda hacer realizables los proyectos que tengamos
en mente. Cosa que es difícil si a nuestros ideales, a nuestros
proyectos vitales, a nuestras estrategias, las separan algo más que
ligeros matices. Y no sólo que no seamos del mismo barrio, sino que
tengamos diferentes orígenes, pensamientos o formas de ser.

Nuestro proyecto, finalmente, debe basarse en qué creemos que es lo
mejor para nuestra vida y la de los que nos rodean. Eso es
fundamental. Porque si nos lo creemos, seremos capaces de defender
nuestras ideas en esta calle y en la de enfrente. A mujeres, hombres,
niños, ancianos y demás. Porque si nuestro ideal se extiende, el
pactismo cambiaría de sentido. Puede ser la palabra proselitismo.
Aunque quizá sea demasiado mal entendida. Quizá la dicha de pedagogía
sea más adecuada. Zabaldu. Marcarnos plazos y medios para lograrlo.
Como en nuestra vida cotidiana. Porque igual que nos la jugamos todos
los días, en nuestra vida, para poder tener un nivel de vida, digno,
peleándonos con cirios y troyanos, igual debemos actuar para defender
lo que nos une. Y convencer. Nuestro futuro, como colectivo, está,
también, en juego.

Yo lo tengo claro. ¿Y tú?

* Es militante de Eusko Alkartasuna en Getxo

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