viernes, 23 de noviembre de 2012

Cuando es mejor callar


Cronopiando
Koldo Campos Sagaseta

Cuando es mejor callar

A estas alturas del cuento lo mas sensato hubiera sido dejar las cosas como están: que había un buey y una mula, que el niño era blanco y de rubios rizos, que llegaron unos reyes que también eran magos, que cargaban oro, incienso y mirra, y todo gracias a una estrella que desde el cielo les marcaba la ruta como un GPS celestial.
Pero el problema no es el cuento de la Navidad, especialmente, en estas entrañables fechas que se avecinan y en las que ni el esfuerzo conjunto de olentxeros, reyes magos y demás dadivosas figuras va a poder complacer los intereses del comercio y del mercado. El problema es que se nos siga contando cuentos, esos que León Felipe advertía cuando escribía: “Yo no sé muchas cosas, es verdad, digo tan sólo lo que he visto. Y he visto: que la cuna del hombre la mecen con cuentos, que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, que los huesos del hombre los entierran con cuentos, y que el miedo del hombre ha inventado todos los cuentos. Yo no sé muchas cosas, es verdad, pero me han dormido con todos los cuentos y sé todos los cuentos.”
Buena parte de ellos los edita y los publica el Vaticano. En un mundo que cruje por todas sus costuras entre guerras, pestes y general hambruna; en un mundo crispado y violento, en medio de una crisis… ya el silencio habría sido elocuente.
El Vaticano pudo haber seguido meditando algunos desahucios más, algunos genocidios nuevos, o rezando en privado por la salvación del mundo, que es también una virtuosa manera de meditar silencios. De hecho, que yo sepa, en ninguna de las encuestas que suelen hacerse sobre las preocupaciones de la ciudadanía se ha revelado la posible inquietud al respecto de un buey y una mula de más en el portal de Belén.
Y ahí es donde hasta la elocuencia del silencio hubiera sido preferible porque, puestos a decir algo… ¿no pudo el Vaticano haber improvisado otra necedad que no resultara tan insultante, tan atea?  

viernes, 16 de noviembre de 2012

Cuantos muertos tiene que haber


Día 14 de noviembre un día mas en la vergüenza obrera, desde los años 80 estamos cayendo en picado de una forma inusitada. Aquellos días de gloria ya solo son para contárselo a nuestros nietos. Los mismos que ayudaron a forjarlos están colaborando para deshacerlos. Como el herrero que forja un arado con mucho esfuerzo y luego utiliza mas esfuerzo en destrozarlo para que no sirve para nada.
De esta manera, los sindicalistas y revolucionarios de la lucha de clases, del socialismo autogestionario, del marxismo, del socialismo,  aquellos que leían a Bakunin, Engels, el materialismo dialecto, hoy, están en sus despachos, hablando de consejos de administración,  de cajas de ahorros, de fondos de pensiones, de negociación con el gobierno, etc.
Sus ventanas no deben dar a la calle al parecer no ven los desahucios por no pagar debido a la perdida del puesto de trabajo, no ven los niños que van sin comer a la escuela, a los ancianos que no compran todas las medicinas, tampoco ven a las madres que se meten a la cama con el estomago vació por que le han dado lo poco que tenían a sus hijos.

Como pueden ver desde sus tribunas esos políticos de izquierdas y derechas, a esos hombres hundidos en el sofá de sus casas mientras esperan que los echen  con la cara entre las manos, llorando de rabia e impotencia y sin fuerzas ni para salir a la calle a gritar o siquiera maldecir.

Los culpables son los grandes capitales y los bancos de esta situación, si,  pero tiene muchos testaferros ayudando y colaborando en esta masacre social. Y nunca mejor dicho lo de masacre social, porque no hay nadie que cuantifique los muertos que son muchos.
Muertos por no tomar todas sus medicinas por falta de dinero en la pensión. Miles de muertos por suspender las subvenciones a la investigación de medicinas para las enfermedades. Cientos de muertos por no haberse detectado una enfermedad a tiempo debido a las listas de espera en los centros médicos  por  haber retirado los fondos  a los hospitales. Muertos por desesperación y suicidio de la gente que es mas cobarde y no sabe luchar, muertos, muertos, muertos.

 Donde están esos culpables. Desde que ventana se puede ver a  esos sindicalistas que  defendían la lucha de clases y ahora no defienden a su pueblo de la tiranía bancaria,  oligarca,  seudoreligiosa etc.  limitándose a movilizaciones colaboradoras de la desmovilizacion. Donde están esos políticos de izquierdas que decían que su política era social y luchaban por el pueblo. Donde están esos revolucionarios que defendían la lucha armada y ahora no defienden ni una huelga general para tumbar unas leyes que están matando al pueblo. Donde están esos 6 millones de parados que no salen a defender a sus familias y futuro. Donde están todos esos desahuciados que no luchan por cambiar la situación e intentar conseguir una vida mejor con el dinero que nos están robando.

Todos culpables, todos los cobardes, que votan a los partidos mayoritarios solo por el hecho de querer ser siempre ganadores cuando en realidad son mas perdedores. Cobardes, que dejan que les quiten la casa la comida de sus hijos e incluso la vida sin hacer nada por evitarlo. Traidores que colaboran con su indiferencia al espolio de esta país para los próximos 40 años.
Traidores, que escudándose en los pingues beneficios que obtienen en sus inversiones bancarias dejan que esta país se arruine vendiendo al pueblo de la forma mas vil.
Traidores, que juraron defender al pueblo y la justicia y en cambio prefieren ser mercenarios colaborando con mucho entusiasmo porra en mano y reventando la cabeza   de aquellos desgraciados que no tiene otra arma que la razón y otra protección que su cuerpo.
Traidores que juraron el cargo de políticos diciendo que iban a defender la justicia y la constitución y en cambio venden a su pueblo por un plato de lentejas en empresas privadas

Cuantos muertos hay que cuantificar, cuantos desahucios hay que realizar, cuantos obreros hay que despedir, cuantos jubilados hay que matar, cuantos niños tienen que quedarse sin comer, y cuantos hospitales hay que regalar para que los sindicatos, los partidos de izquierdas, los colectivos sociales, los parados, los desahuciados  los cobardes, los valientes, todos, se pongan de acuerdo en realizar una huelga general indefinida que acabe con todo esto.

¿Cuantos muertos tienen que ser?


Sean bien venidas estas palabras de Martin Niemöller
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los palestinos,
no protesté,
porque yo no era palestino,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

Alex Cerdeño

lunes, 12 de noviembre de 2012


Cronopiando

Koldo Campos Sagaseta

¡Agur España!

Así fuera Euskalherria la absurda quimera que amenazara el rey, el localismo estéril que pregonara Aznar o el dilema imposible al que Rajoy apela cada vez que oye el repique de la independencia salpicando las cuentas y los cuentos del reino que administra… ¡Agur España!
Así el repudio europeo nos aislara y fuéramos remitidos a un funesto e irremediable ostracismo, a un eclipse total de sol y luna; al cuarto oscuro en que purgar impulsos secesionistas y expiar extravagancias libertarias; así quedáramos anclados en la nada que el gobierno español nos desea y augura... ¡Agur España!
Así nos excomulgara el Vaticano y fuéramos consignados al limbo; así una pléyade de ilustres matamoros nos negara el favor desde los medios por practicar nacionalismos periféricos; así la Armada Invencible nos conminara a rendir unos delirios que asegura no tienen más destino que el naufragio… ¡Agur España!
Así fuera Euskalherria un páramo, un desierto, una laguna seca, una charca a la deriva, un salivazo en medio de un desagüe, un acertijo en ruinas; así se aguara el vino, así no hubiera pan sobre la mesa, así no hubiera mesa, tampoco sol ni estío… ¡Agur España!
Porque estamos hartos de tricornios, monteras y coronas, de golpes de charol y charreteras; hartos de campeadores y cachulis, de nazarenos y de macarenas; hartos de pelayos, pizarros, poceros y pantojas; hartos de escapularios, mantillas y peinetas, de duquesas del alba y de borbones de copas; hartos de su necedad, de su arrogancia, de su insensatez, de su torpeza; hartos de su intolerancia, de su ineptitud, de su impune violencia, hartos… ¡Agur España!

lunes, 5 de noviembre de 2012

España y Catalunya, refundándose


Excelente artículo de  Suso de Toro que aparece en la Vanguardia Digital, que por su claridad de contenido y utilidad merece su difusión. Gracias a la amiga forera Harta que me ha pasado el artículo que sigue.
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La transición se hizo como se pudo pero siguió un juego de engaños que ha llegado hasta aquí y no se puede volver atrás y volver a empezar como si no hubiesen pasado treinta y cinco años.
Nuestra trágica historia le confirió a esta Constitución un carisma dramático y sagrado pero a estas alturas apelar a su vigencia es burlarse de la realidad: la entrada en la Unión Europea y la moneda única ya rompió los límites de la soberanía nacional que marcaba la Constitución pero, además, la reforma exprés que pactaron hace un año los dos grandes partidos estatales para introducir el límite del déficit mostró que si los dos grandes partidos estatales lo acuerdan se la reforma en un momento. Esa reforma constitucional impuesta desde fuera evidenció que no tenemos soberanía económica ni política. En contraste con eso el Tribunal Constitucional negó cabida en la Constitución a aspectos decisivos del Estatut al considerarlos contrarios a la soberanía nacional española. Los políticos que recogieron firmas contra Catalunya hace sólo un par de años y los magistrados que preservaron la esencia de la nación única dejaron a la sociedad catalana en un callejón sin salida histórico.
La transición se basó en ocultar o borrar la memoria y siguió alimentándose de desmemoria. La prohibición de recordar es la regla de hierro de esta democracia y la que la conduce a una alienación colectiva. Sólo puede ser fruto de alienación colectiva que se amenace con utilizar las fuerzas armadas otra vez contra la población, la sociedad catalana, y que esas amenazas no tengan como consecuencia ceses o dimisiones inmediatas y denuncias judiciales por golpismo. Lo preocupante es, precisamente, que gran parte de la población española comparta la idea de nación única y xenófoba hacia los que no son “españoles como es debido”. ¿Qué pensar de un político que pide que los catalanes devuelvan a los extremeños que emigraron a Catalunya? Como si fuesen una mercancía humana; suya, además. Esa ocurrencia revela una idea de la identidad personal y la nación basada en la raza; según eso, se es ciudadano de un lugar sólo cuando se nació allí. Como si esas personas no fuesen catalanas, ciudadanas de Catalunya. Las actitudes de incomprensión hacia Catalunya son constantes por parte de presidentes de autonomía que cuarenta años nadie hubiera imaginado que existiesen. Hoy existen muchos presidentes de autonomías porque generaciones de catalanes, vascos y también gallegos lucharon por su autogobierno. Y decir lucharon es decir morir, ir preso, exiliado, ser torturado, perseguido… de eso hablamos. Esas inesperadas autonomías fueron beneficiosas, se repartieron recursos de modo más justo, pero no olvidemos que ese reparto de autonomías se hizo aviesamente con el propósito de desdibujar la existencia de las nacionalidades.
La desmemoria oculta que esta democracia se sustenta sobre un pacto del franquismo con la izquierda y también con Catalunya y Euskadi. La Constitución reconoció realidades e instituciones nacionales que ya existían: Cuando volvió de Francia, antes de asomarse al balcón de la Generalitat, el honorable Tarradellas aterrizó en Madrid y fue recibido por el Rey y el presidente Suárez, quienes reconocieron así al gobierno de los catalanes, la Generalitat hasta entonces en el exilio. También los vascos recibieron a su lehendakari Leizaola, exiliado en el país vasco francés. Sólo los gallegos no recuperaron su Consello da Galiza, disuelto en el lejano exilio argentino en los años cincuenta. La Constitución nació de esos pactos políticos, no de unos jurisprudentes sabios fundadores, y esos pactos hoy están rotos. Está roto el consenso sobre “un orden económico y social justo” del preámbulo constitucional, la nueva derecha, española o catalana, ya no se inspira en el paternalismo de la democracia cristiana europea y es socialmente despiadada. Por otro lado, desde el 23-F y la Loapa subsiguiente se maniobró para negar la existencia de otras naciones que no sean la española. Tanto da de derechas o de izquierdas, el nacionalismo español es el mismo, soltamos lo de “la burguesía catalana” y casi nos sentimos progresistas; lo curioso es que nadie habla de “la burguesía madrileña”, ¿alguien cree que sólo hay burguesía en Barcelona y no la hay en Madrid o en otras ciudades? Sin embargo en el escenario público español la burguesía madrileña parece invisible. Como el nacionalismo español, que siendo tan duro no necesita afirmar su existencia pues es el Estado y ya se cree la realidad misma. Pero los prejuicios sobre los catalanes son parte importante del repertorio del nacionalismo español, chistes y motes para esos personajes raros y sospechosos. El prejuicio de que son unos intrusos entre nosotros, unos ricos que le chupan la sangre a los pobres, se alimenta de algo muy humano, la envidia. Pero recuerda demasiado a como eran vistos los judíos alemanes.
En la estructura del Estado tiene un papel decisivo Madrid, una ciudad muy particular. Las capitales de los imperios marítimos solían estar a la orilla del mar o de un río navegable, como Londres o Lisboa, cuesta comprender que el Emperador situase su corte en ese lugar y no en alguna ciudad o puerto de la fachada atlántica peninsular, Cádiz, la Sevilla del Guadalquivir, un puerto cantábrico, una ría gallega o la propia Lisboa cuando Felipe II reinó sobre Portugal. Dicen que fue la abundancia de caza, lo que explica que un monarca que reinaba sobre un imperio oceánico cuando las comunicaciones eran por mar situase su corte ahí. Las características de la corte y luego capital creadas en ese lugar determinaron la forma del Estado y las relaciones internas entre los distintos territorios peninsulares que lo componen hoy, para comprender Madrid se necesita la historia pero también la geografía. Hay ciudades que nacen de un puerto, de la industria, del comercio… Madrid nació directamente del Estado y se alimenta de él, sin embargo es difícil que algo tan evidente se reconozca, como si fuese invisible o tabú. Hablamos del conglomerado de poder político-mediático-económico que padecen los vecinos de la ciudad antes que nadie y que es el sujeto político que hoy conduce y arrastra al Estado entero. A esa conducción sólo se le ofrecen las resistencias de Euskadi y de Catalunya mientras que la ciudadanía del resto de los territorios vive dentro de la burbuja del nacionalismo español, un discurso hilado desde el siglo XIX por los historiadores, Modesto Lafuente y Menéndez Pidal y epígonos, y que remachan cada día los medios de comunicación que se presentan como “nacionales”. Desde esos medios se critica el adoctrinamiento de “los nacionalistas”, la realidad es la contraria. En una población vasca o catalana los ciudadanos pueden escoger alternativamente medios de comunicación que ofrecen visiones contrapuestas, mientras que en los demás territorios sólo reciben la visión que interesa a los poderes de Madrid. Hace años un corresponsal extranjero en Barcelona me comentaba que no conseguía ser comprendido por sus compañeros destinados en Madrid, sus puntos de vista eran contrarios. Es lo natural.
Pero ese vivir dentro de una burbuja de españolismo ignorando la realidad, la diversidad nacional, es lo que explica la sorpresa de políticos y observadores ante la decisión que muestran los catalanes. Pero erre que erre, la visión que siguen transmitiendo de los catalanes es de cierta mezquindad, reducen su demanda de soberanía a un chalaneo presupuestario o a una miserable maniobra de un grupo de políticos o de un señor, Artur Mas. Se permiten seguir ignorando lo que sienten y piensan la mayoría de los catalanes, teniéndolos por gente sin criterio, mero bulto en una manifestación exaltada y pasajera. Hay lamentos sinceros por la pérdida de una relación fructífera entre catalanes y españoles pero creo que los intelectuales españoles debieran reconocer que en los últimos tiempos se acumularon ofensas y se acorraló a los catalanes y entonces no había muchos lamentos.
Ignorar la realidad es lo que hace España con las otras lenguas. Los españoles son educados escrupulosamente en la ideología de “gran lengua”, una pieza fundamental del españolismo; por esa ideología un ciudadano español que escribe en catalán, por ejemplo, no es considerado un escritor español y sí lo es otro con distinta nacionalidad y que resida en otro país. A veces importa el lugar de nacimiento y otras veces interesa la lengua. Con toda naturalidad, el galardón literario insignia de este estado, el Cervantes, excluye a los escritores en esas otras lenguas; aunque contribuyen con sus impuestos a dotarlo. Con mayor o menor énfasis, toda la prensa de Madrid reproducen el sufrimiento de cada padre o madre que reclama y no recibe educación en castellano, ¿son los niños de castellano hablantes más delicados que los de catalán hablantes, por caso? Si estos se establecen en otra comunidad y no pueden ofrecerles a sus hijos educación en su propia lengua, ¿no sufren también? Pero es que en las últimas décadas se planificaron vías de comunicación que aislasen a Catalunya y se utilizó el Gobierno para impedir la normal evolución de las empresas catalanas, una empresa energética catalana no pudo absorber a otra radicada en Madrid porque eso supondría salir del “territorio nacional”. Como “nacionales” son los equipos de fútbol madrileños cuando se enfrentan a los barceloneses. Para rematar, los catalanes vivieron como una serie de humillaciones la tramitación de un estatuto “cepillado”, “afeitado” y recurrido ante el Constitucional, que le dio la puntilla. Lo extraordinario es que ahora se sorprendan de que los “polacos” se sientan rechazados por España, lo extraordinario es que se sorprendan de que las ofensas hayan ofendido.
Desgraciadamente las cosas han llegado así hasta aquí, también por parte de representantes de Catalunya que han mostrado con frecuencia displicencia y aún desdén hacia muchos españoles. Pero Catalunya es una sociedad compleja y democrática, en su momento, desde el paternalismo, Jordi Pujol comprendió que los inmigrantes de origen español habían llegado para quedarse y tendrían que formar parte de la comunidad nacional y desde hace unos años caló la conciencia de ser parte de la nación catalana entre los hijos y nietos de aquellos inmigrantes; a Artur Mas le corresponde ahora reconocer esa diversidad interna e integrarla en un proyecto común, tendrá que evitar que los distintos orígenes de los catalanes de hoy supongan diferencia y fractura de clase.
Los catalanes mantienen un debate interno cívico, si lo conservan de modo que todos se sientan parte y vean reconocidas sus razones, concluyan lo que concluyan cualquier demócrata debe respetarlo. España y Catalunya están en crisis, tendrán que refundarse y refundar sus relaciones. Lo que es triste es ver al puro franquismo envolverse en la bandera constitucional.
Por Suso de Toro